Relatos inquietantes
Estos relatos fueron escritos por los alumnos de 1er. Año turno tarde. Están inspirados en el cuento “La casa del juez” de BramStoker, el mismo autor de la famosa novela Drácula. La casa a la que se refiere el cuento se encontraba en un tranquilo pueblo. Había pertenecido a un juez muy temido por sus crueles sentencias. Desde que el juez murió, ha habido algo en la casa. Algo sombrío que aguarda escondido a quien se atreva a cruzar por el umbral. Veamos …
---------------------------------------------- Anthonella Paz1º. 1ª---------------------------------------
Tras unos años de ese suceso,yo, que soy la nieta de la señora Witham, había viajado al pueblo donde mi abuela vivía, ya que la abuela había vendido la casa y se había mudado a otro lugar muy lejos de allí. Yo me quedé en el pueblo porque tenía que realizar unos documentos pendientes de mi abuela. Como no me podía quedar en la casa de la abuela porque ya había sido vendida, busqué un lugar para quedarme por unos días.
Después de buscar aproximadamente una hora un lugar que me gustara y que pudiera pagarlo para hospedarme, me decidí por una casa un poco alejada, llena de recovecos, pero no me importaba mucho.
Después de dejar todas mis cosas en la casa, en un momento recordé que en ese lugar donde me estaba hospedando era la casa que me había contado mi abuela.Aunque ella me había dicho que una persona llamada Malcom Malcolsom murió en ese lugar, no le di mucha importancia, ya que solo iba a estar un par de días en ese lugar.
- ¿Qué me podría pasar? -dije en voz alta.
Un rato después empecé a acomodar y a limpiar todo, había mucho polvo por todos lados. Cuando estaba limpiando me tropecé con una silla, me di vuelta para acomodarla, al tocarla sentí un escalofrío, pero no le di mucha importancia. Al terminar después de dos horas aproximadamente empecé al realizar el almuerzo. Al sentarme en la mesa, empecé a revisar unos de los papeles para realizar las cosas pendientes de mi abuela. Tocaron a la puerta,”toc-toc”. Decidí acercarme a la puerta y decir:
- ¿Quién es? -con un poco de miedo sin ninguna razón.
Como no respondió nadie decidí volver a sentarme a la mesa, pero volvieron a tocar la puerta:”toc-toc”.Esta vez me acerqué a la puerta sin miedo y pregunté:
- ¿Quién es? -dije con voz seria. Al escuchar una voz muy baja abrí la puerta.
- ¿Ahora quién es el que se está haciendo el gracioso? - pregunté molesta, pero al bajar un poco la mirada vi a una anciana.
-Uy, lo siento señora no fue mi intención hablarle de esa manera- dije con la cabeza baja.
-No pasa nada niña, a veces no escucho bien, así que, si me dijiste algo, lo siento porque no te escuché-dijo la señora.
-No pasa nada, ¿A qué se le debe estar por aquí? -respondí.
-Le vine a entregar esto- Ella extendió su mano mostrándome una navaja.
-¿Y para qué o qué es esto?- le respondí un poco confusa.
-Es para que te cuides de la rata- dijo y se fue.
Entonces cierro la puerta, guardo la navaja en mi bolsillo del pantalón y me siento a comer.
Ya estaba oscureciendo cuando, de repente, escucho un chillido, levanto la mirada hacia el hogar y veo a una rata que estaba en la silla con la que me había tropezado.Entonces hago un movimiento para espantarla, pero la rata no se movía. Me quedé quieta unos segundos para ver qué hacía la rata, pero ella solo me miraba desafiante.Me levanté del lugar y agarré una escoba.Al intentar pegarle a ese animal salió corriendo de un salto hacia un cuadro y desapareció. Me había asustado porque el cuadro detrás del cual había desaparecido la rata, era el de un hombre con una mirada aterradora muy parecida a la del animal.
En ese instante recuerdo lo que me había contado mi abuela y salgo inmediatamente de allí.Cuando me detiene un ruido en la puerta principal, veo que se estaba abriendo, al ver a la persona que estaba en la puerta me quedé paralizada del horror, era la misma persona que estaba en el cuadro, el malvado juez que todos temían.
Intenté escapar, pero me agarró de los brazos. Había gritado muy fuerte, seguramente había escuchado a todo el pueblo. El juez, sin que yo me diera cuenta, agarró una soga con la que mataba a los que condenaba. Él con fuerza me lo puso en el cuello, pero de lo que no me di cuenta fue de que ese lugar se empezó a llenar de ratas. A lo lejos de la casa se empezaron a escuchar ruidos de personas, eso quería decir que me venían a ayudar. El juez se dio media vuelta para ver qué era.Yo de inmediato recordé la navaja que me había dado la señora mayor, saqué la navaja de mi bolsillo, sin que el juez se diera cuenta, y empecé a cortar la soga.Había logrado cortar la soga. El juez enfurecido se dio vuelta para seguir con su plan, es decir, matarme, pero yo ya no estaba, había salido por la puerta y emprendí viaje al centro del pueblo sin mirar atrás.
Pasaron los meses desde ese suceso y yo no sabía lo que le paso a esa casa, pero yo estoy tranquila porque no me puede pasar nada estando lejos de ese lugar.
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